domingo, 14 de febrero de 2010

Episodio 38: La revelación de Mar

Mar: Verás, cuando salí del sótano, lo primero que hice fui ir a la comisaría, allí me despedí de Joe y los demás. Luego, volví a casa de mi tía. Había muerto hacía dos años. Pasé allí dos días, hasta que descubrí entre unos libros una carta donde me dejaba su herencia, que no era demasiada, pero al menos me daba su casa, y tenía un sitio donde dormir. He pasado estos años allí, deambulando de un sitio a otro, sin saber muy bien lo que quería hacer con mi vida, he pensado mucho en ti, Blanca. ¿Sabes? Me sorprendieron tus ganas de seguir adelante, creo que eres una persona con mucho valor y fuerza. Lo estuve pensando mucho, y se que me diste una segunda oportunidad. Yo no creo en dios, no creo en nada, simplemente en mí y poca cosa más... pero si en verdad existe algo o alguien, me dio una segunda oportunidad, y no quise desaprovecharla. Así que empecé a trabajar de camarera en un restaurante cerca de la ciudad y me matriculé en sociología en la universidad. ¿Y sabes? No creí que me fueran tan bien las cosas, he conocido a alguien muy especial para mí, además tengo amigos, y eso me hace saber que las cosas pueden cambiar... Estaba contenta conmigo, e inmensamente agradecida a ti y Marcos por liberarme de ese infierno... Quería volver a veros y daros las gracias por todo. Había escuchado que mi padre estaba en prisión, y eso fue una liberación para mí, pero María no, aunque yo no quería volver a saber nada más de ellos, asó que no me importaba saberlo o no, simplemente quería reemprender mi vida, nada más.

El primer año estuvo bien, mi vida cambió por completo, yo cambié, era una persona totalmente diferente, incluso me apunté a pilates, ¿puedes creértelo? En fin, es una lástima que no sepamos apreciar lo que tenemos cuando está en nuestras manos...

Un 22 de febrero, hacía un año y medio des de lo del sótano, volviendo a casa después de trabajar, pasé por el parque que hay en la afueras de la ciudad. Hacía mucho frío y una niebla muy densa, y pasé al lado de un banco, donde había una persona sentada, con una enorme chaqueta de pelo largo y capucha que le tapaba la cara. No le di importancia, hasta que escuché su voz. Era ella, María.

María: Cuanto tiempo sin vernos, ¿verdad?

Mar: Se quitó la capucha, y vi una cara demacrada, blanca, cansada, nunca olvidaré aquella vez que la vi, parecía una persona mucho más terrible y peligrosa que la última vez que la había visto, parecía... sedienta de venganza. Me dijo que me había estado espiando todo ese tiempo, sabía todo lo que hacía y las personas que me rodeaban. Supe al instante que quería algo de mí. Quise correr, pegarle o llamar a la policía, pero todos aquellos intentos hubieran sido inútiles con ella. Así que la miré un momento a los ojos, mientras ella reía sádicamente, y decía: "Quiero que hagas algo por mí" Me reí, ¿acaso creía que simplemente diciéndome eso yo aceptaría tranquilamente? ¡Ella era la causa principal de mi sufrimiento, de que mi vida fuera un infierna des de que ella apareció en mi vida! Pero no pude negarme, porque me tenía entre la espada y la pared, iba muy en serio cuando dijo que haría cualquier cosa para que aceptara su oferta, incluso matar a mis amigos. Entonces, supe que aún estaba enamorada de Marcos, y que nunca había odiado con tanta intensidad como te odiaba a ti, Blanca. Supongo porque Marcos te eligió a ti, quien sabe. En fin, quería que le consiguiera la Litania, ¿sabes lo que es?

Asentí con firmeza.

Mar: Ella sabía que la persona que más quería yo, de la que me había enamorado, era Juan, aun es la persona que más quiero... sin embargo... antes quiero pedirte perdón, perdón por haber formado parte de que tu sufrimiento...

No supe a lo que se refería.

Mar: Juan esta haciendo medicina, pronto acabará la carrera, y María lo sabía, sabía que allí tenían muestras de la nueva citania, que la estudiaban, y que si yo le preguntaba por ella, Juan no dudaría en darme una muestra, sin importar muy bien para que era, pues él siempre ha confiado en mí. Pero yo lo defraudé, le pedí la citania y se la di a María, sin querer saber para que la quería. Desgraciadamente, aquello no acabó allí. Tenía una vaga idea de que quería utilizarla con vosotros, y a pesar de ello, quise lavarme las manos lo antes posible, por el miedo a derrumbar la vida que tanto me había costado crear. Pero María me obligó a ir con ella, y con mi padre, con el que odiaba con todas mis fuerzas. Simplemente me encerraron a las fuerza a una habitación de un motel que había a las afueras. Era un motel muy feo, destrozado, pero que aún seguía funcionando. Las paredes eran amarillentas, los colchones tenían polvo, y ni siquiera había luz. Me dejaron allí durante tres días. Sin darme de comer, al menos podía beber del grifo, pero aún así estaba muy debilitada. Estaba tumbada en la cama cuando la puerta se abrió de repente, me asusté y me acurruqué, vi como mi padre y María arrastraban un cuerpo lleno de sangre en la cabeza e inconsciente, me apartaron de la cama tirándome al suelo, y pusieron encima el cuerpo. Me levanté lentamente, sucia, sin fuerzas, pero me horroricé al ver que el cuerpo que estaba tendido en la cama era ni más ni menos el de Marcos, recuerdo que nunca antes había tenido tanta impotencia. Porque al menos, cuando estaba en el sótano, no tenía futuro, y solo rezaba para que aquel infierno acabara, aunque fuese con mi muerte. Pero cuando salí, volví a revivir, a sentir la vida dentro de mí... ¡a ser yo misma! ¡Volvía a sentir la vida, a tener emociones! Entonces, cuando vi a Marcos allí, no pude más que llevarme una mano en la boca y dejarme caer, viendo como le quitaban la camiseta e intentaban revivirlo, tuve tanto miedo... creí que estaba muerto, ¡realmente parecía un muerto! Y sentí una extraña tristeza, mucha impotencia, porque os estaba tan agradecida... yo quería deciros gracias, ¡gracias por devolverme a la vida! Pero creí que a él nunca más se lo podría decir... como si él hubiera tenido el destino que solo me tenía que tocar a mí... Pero no tuve mucho tiempo para dramas, ya que mi padre me cogió por el brazo y me obligó a acercarme a Marcos, María me miró con sus ojos fríos, y me padre, a la oreja dijo: "cúralo" Lo miré sorprendida, ¡yo no tenía conocimientos en medicina!, solo los básicos y los que Juan me había enseñado, pero nada del otro mundo y mucho menos por alguien que había estado atropellado. Pero asustada por ellos, le tomé el pulso, y sentí un gran alivio al ver que aun estaba vivo. Entonces, le miré el golpe en la cabeza, y vi que no era tan profundo como parecía, ni siquiera le había afectado el cráneo, esto era muy buena señal. Tenía unas costillas rotas, y no respiraba. Así que tuve que hacer una serie de respiraciones forzadas hasta que respiró por él mismo, aunque aún siguió inconsciente. Pero sabía que en unos días se despertaría. Se lo hice saber a ellos, y María pareció alegrarse. Me obligaron a cuidarlo, le daba de beber, pero les pedí que me trajeran suero y tubos intravenosos, era primordial, María se fue por unas horas y volvió con suero, tubos, vendas y un sinfín de instrumentos de trabajo, que dejó encima de la mesita de noche. Y así pasaron tres días, ellos salían y entraban cuando querían, mi padre salía temprano y no volvía hasta muy tarde, hasta que el tercer día, cuando Marcos se despertó, yo estaba sola con él. Me habían traído algo de comer, pero aún estaba sola, y sí, hubiera podido coger suero para mí y escapar de allí, pero no podía dejar a Marcos solo con esos monstruos. Le debía una muy grande. Cuando despertó, me alegré de ver que no había sufrido ningún mal mayor, sus costillas aún estaban rotas, pero lentamente sanarían, y cuando despertó, no sabía donde estaba, se asustó, lo primero que hizo, fue preguntar por ti...

Una lágrima cayó por mi mejilla, pero seguí escuchando.

Mar: Le conté con pocas palabras como había llegado hasta allí, y quiso levantarse en seguida, quería verte, y tenía miedo de que te hubiera pasado algo. Pero no pudo, aun estaba muy débil, y se quedó en la cama, en ese momento entró María, parecía asustada, nerviosa, pero al descubrir que Marcos estaba despierto su cara se relajó, se sumió de alegría y se acercó a él. Éste lo miraba con un odio increíble, María le acarició la cara y dijo "Por fin despiertas, cariño". Pero Marcos solo apartó la cara "¡Como pudiste hacer esto, eres un monstruo! ¡Eres la peor persona que he conocido en mi vida!" María se enfadó tanto que le pegó una bofetada. "Serás desagradecido, ¡todo esto lo he hecho por ti, por los dos!" Marcos la miró con miedo. "¿Cuántas veces tendré que decirte? ¡Te odio!"

En ese momento, María gritó como una loca y empezó a golpear los muebles de la habitación, me asusté, pero finalmente se tranquilizó un poco, sacó algo de su bolso y cogió con fuerza el brazo de Marcos. Éste quiso deshacerse de sus manos, pero María me obligó a ayudarla, y cuando el brazo de Marcos estuvo inmovilizado, María le inyectó anestesia. Al ver la cantidad que le ponía me alarmé, pues mucha cantidad de anestesia puede provocar la muerte, así que la miré asustada y dije: "¡Basta, vas a matarlo!" Ella siguió. "¡María, ya está dormido!" María paró en seco y quitó la aguja de su brazo, sudando, tiró la jeringuilla al suelo y se sentó cerca de la chimenea, intentando relajarse. Comprobé el pulso de Marcos y por suerte vi que no iba demasiado lento, no le había metido una sobredosis de anestesia. Estaba aterrorizada, ni siquiera sabía porque le había hecho eso a Marcos, pero lo más extraño era que mi padre aún no había llegado. Me acerqué a María lentamente y pregunté con miedo: "¿Dón-de es-ta pa-pá? Ella, sin girarse, mientras se sacaba un cigarro del bolso, dijo "Lo han cogido" Aquello fue un gran alivio para mí, y por un momento, creí que aun habría alguna posibilidad de salir, pero justo al pensar eso, María se levantó de la silla y me miró fijamente, reculé unos pasos mientras ella se acercaba. "¿Te alegras?" No dije nada, simplemente desvié la mirada, hasta que vi como se sacaba algo y me lo tendía, era la citania. Abrí los ojos desmesuradamente y negué. "No, no voy a hacerlo" Dije temblando. Pero ella se sacó una pistola y nerviosa dijo: "Por supuesto que vas a hacerlo" "María, ¡no sabes lo que haces, sé que crees que eso le hará olvidar a Blanca, pero también se olvidará de ti!, la citania borra los buenos y los malos momentos1" Ella simplemente sonrió y dijo: "Lo sé, pero la diferencia es que yo podré empezar de cero con él, se enamorará de mi, volveré a empezar, y nunca sabrá lo que pasó, será un nuevo comienzo". Le rogué que no lo hiciera, me puse de rodillas, cerré los ojos mientras las lágrimas caían, pero ella simplemente me cogió del pelo, su pistola apunto mi sien, y me obligó a coger la botellita negra. Yo... dios, lo siento Blanca... ¡no quería hacerlo! ¡De verdad! simplemente... no pude hacer nada más...

Mar se llevó las manos en la cabeza, destrozada, respiró profundamente y siguió.

Mar: Se la puse, luego, María se relajó por completo, estaba contenta por lo que acababa de pasar, y yo no podía más que pedir perdón en silencio a un Marcos que nunca más se acordaría de mí... Recuerdo que aquella noche, María trajo más comida de lo habitual, y me dio a mí más de la mitad. "Toma, come un poco, mañana nos vamos a ir del país" Aquellas fueron sus palabras, y mis ojos se abrieron de la sorpresa. Ante mi cara de sorpresa, ella dijo "Que, no querrás que os cojan, ¿verdad?" Empecé a temblar. "Pero María... ¿yo no puedo irme ya?" Ella se rió "No, sabes demasiado, además, si a mi me cogen, a ti también, porque le has inyectado a Marcos algo en contra de su voluntad y una medicina que ni siquiera está en el mercado, ¿crees que estás libre de cargos? Anda ya, no me hagas reír, eres tan culpable como yo, empezaremos de cero, de nuevo otra vez lejos de aquí, en los Ángeles, allí nadie nos conoce, será fantástico, ahora todo va a salir bien, y lo se porque Marcos por fin será mío, no hay más que decir". Recuerdo que aquella noche, no pude dormir, mientras oía los ronquidos de María, yo me sumía en la absoluta melancolía y tristeza, ¿que podía hacer? ¿De verdad no podía intentar nada? ¡Por supuesto que sí! Aquella noche había recuperado muchas fuerzas gracias a la cantidad de comida que María había llevado. ¿Pero y Marcos? ¿Que haría con él? No podía dejarlo allí sin más... A la mañana siguiente, María ya quería dejar el motel, pero Marcos aún no había despertado, sabía que solo eran cuestión de minutos que se despertara, pero le dije a María que no se despertaría hasta la tarde. Era muy temprano, el sol aún no había salido, y María decidió ir al aeropuerto a comprar los billetes. Aquello fue una oportunidad única. Al irse, cogí el dinero que mi padre guardaba en una caja metálica, y me la puse en el bolsillo, justo antes de que Marcos despertara. Me acerqué a él nerviosa, quizás esperando que no fuese la citania lo que le había inyectado y se acordara de todo... pero se asustó tanto al verme allí y en un lugar desconocido que gritó. Intenté calmarlo, y explicarle un poco lo que había pasado. Él no se creyó nada, y tuve que hablar demasiado, perdiendo un tiempo muy valioso. Al final lo convencí para que nos fuéramos de allí, aceptó confuso y algo débil, por lo que le ayudé a caminar hasta llegar a la carretera y pedir un taxi. Fue algo extraño, porque pasamos por una playa pequeña, aunque bonita, cerca de un hostal, y mirando por la ventana esa playa, Marcos pidió al taxista que parara. "Conozco esa playa... no sé de que, pero sé que la recuerdo" Nos paramos allí, y lo seguí. Él simplemente se quedó mirando el mar, confuso, y sentí tanta pena por él que hubiera podido morir. Intenté sonreírle, y nuestras últimas palabras fueron: "Ahora nuestros caminos se separan, siento lo que te he hecho, espero que algún día puedas perdonarme, aunque no sepas quien soy ni lo que te he hecho, también te agradezco todo lo que has hecho por mí, te deseo lo mejor, y mucha suerte... adiós Marcos..."

Luego me fui, dejándolo allí. Yo me fui a París, allí no me encontraría nunca, y volvía a empezar, hasta que vi en el periódico la historia de una de las asesinas más peligrosas de España, salía una biografía breve de María y sus asesinatos a los largo de su vida, la mayor noticia era que la habían encontrado y encarcelado, eso me dio el valor de volver a España y encontrarte... El resto de la historia creo que la sabes...

Tenía la cara mojada por las lágrimas, y María cogió una de mis manos, negué con la cabeza y dije:

Blanca: No es culpa tuya... te doy las gracias por haber intentado ayudar a Marcos, si no fuera por ti, quizás todo hubiera sido mucho peor... Ahora entiendo por qué había el colgante de Marcos en el cuerpo incinerado, María se lo había cogido para recrear la muerte de Marcos y que la policía no lo buscara...

Mar: Exacto.

Sonreí débilmente, con el corazón hecho trizas... al final, Marcos había sufrido mucho más que yo... y eso me dolía más que nada...

Blanca: Entonces... ¿ya no hay nada que hacer?

Mar: ¡No digas eso! ¡Yo sé que tú eres fuerte, que puedes conseguirlo! Mira Blanca, dicen que no hay antídoto para la citania, ¿pero y si no fuera así? Al fin y al cabo, es una medicina muy reciente, no saben todos los efectos que pueden acarrear, ni las consecuencias...

Me despedí a Mar con el corazón en la mano, y no fui capaz de sentir en mi interior sus disculpas y su agradecimiento por lo que habíamos hecho por ella, me dijo que si necesitaba algo de ella, que no dudara en llamarla, había vuelto a la casa de su tía, volvía a estudiar en la universidad.

Antes de ir a mi casa, me dirigí a casa de Laura y Joe, que me recibieron con un abrazo cálido, silencioso, tierno. Lloré a los hombros de Laura hasta el anochecer, ¿porque Marcos? ¿En verdad podría haber alguna solución para todo aquello?

Laura: Blanca, no desfallezcas, ¡tú eres la única que puede hacerlo volver a nosotros! No te rindas, ¿de acuerdo?

Blanca: ¿Y que se supone que debo hacer? ¿Y si no hay solución?

Laura me miró seriamente:

Laura: Blanca, ¿quién dice que no hay solución? ¿Acaso conocen todas las salidas que tiene ésta medicina? ¿Y que pasa contigo? ¿No es mejor luchar, y seguir buscando una solución que quedarse de brazos cruzados aunque la gente te diga que no hay nada que hacer? Al menos, morirás pensando que lo has intentado, sino, serás infeliz para toda tu vida, ¿eso es lo que quieres? ¡Yo se que Marcos confía en ti, que ese Marcos que te ama sigue escondido dentro de él, esperando que lo despiertas, anhelando tu regreso, que le abras sus ojos!

Blanca: ¿Y cómo se supone que debo hacerlo?

Laura: ¿Qué es más poderoso que el amor? ¿Confías en él?

Blanca: Sí, con todas mis fuerzas.

Laura: ¡Entonces, da todo lo que tengas para hacer que vuelva a tu lado!

Me abalancé a los brazos de Laura, dándole las gracias por sus palabras, por devolverme una pequeña esperanza que me ayudara a iniciar mi lucha, agradeciéndole que fuera mi mejor amiga...

Ella me abrazó con fuerza, y finalmente, me fui a mi casa, con una pequeña luz en mi corazón, rezando para que mi mayor anhelo se hiciera realidad, ¿podría conseguirlo? Marcos, ¿escucharía mi voz? ¿Podría oír mis gritos, mi amor por él?

Continuará...

viernes, 22 de enero de 2010

Episodio 31: Una sorpresa embarazosa

Todo era tan confuso que apenas podía pensar, me quedé allí durante un cuarto de hora, oyendo el tic-tac del reloj, sin acabar de poder comprender que estaba esperando una niña... ¿Acaso eso sería para compensar la muerte de Belén? No, ¿cómo podía pensar algo así? Pero era una niña... yo siempre había soñado tener una niña cuando fuera más mayor. ¿Pero que tenía que hacer? María había escapado con su padre... y quizás, si su padre supiera lo que había hecho María, si nos conociera... entonces sí que estaríamos todos muertos. Oía la voz de trasfondo de la tele del despacho, y de pronto, oí mi nombre entero.

Reportera: Blanca Dunou, la joven modelo inglesa fue encontrada bajo los escombros de éste hotel abandonado. Están en busca y captura de los supuestos culpables, pero aún no los han encontrado.

Me fijé en la pantalla y vi habitaciones vacías del sótano, filmaron la habitación de torturas y tuve que pararlo para no recordar aquellas malas experiencias. Pero no pude evitarlo, recordé aquellos cuerpos mutilados y colgados en las habitaciones... y las náuseas me sobrecogieron. Me dirigí corriendo al baño, pero no llegué a tiempo y vomité en el pasillo, muy cerca de mi habitación. Marcos, que estaba dentro de la habitación, oyó las arcadas y vino corriendo, me trajo papel y me ayudó a limpiarme. Las enfermeras vinieron enseguida, y limpiaron aquello al acto obligándonos a volver a nuestra habitación. Marcos pasó unas manos pos mis brazos, y cogió una de mis manos.

Marcos: ¿Estás bien? Estás tan pálida...

Sonreí con esfuerzo, intentando no recordar ni decir la única palabra que me venía a la mente: Embarazo. Él, me devolvió su sonrisa iluminada, y me atrajo hacia él.

Blanca: Marcos... ¿crees que algún día podremos llegar a ser felices?

Él, extrañado, me apartó un mechón de pelo de la frente, y con ojos tiernos me dijo:

Marcos: Yo ya lo soy, ya te lo dije una vez, no importa lo que pase, mientras esté contigo, seré feliz...

Blanca: Pero... ¿y María?

Marcos: Vamos, no te preocupes por ella, estará una buena temporada sin poder acercarse a nosotros...

Me tiró de la muñeca y nos dirigimos al patio trasero del hospital. Me acarició el brazo, el cuello, las mejillas, y aquello me recordó las veces que nos amamos con tanta pasión... Su cara se acercó demasiado a la mía, y un susurro me ruborizó.

Marcos: Tengo una sorpresa para ti...

Lo miré con curiosidad.

Blanca: ¿Y que es?

Marcos me hizo cerrar los ojos, y suspirando le obedecí, pronto noté algo frío en mi cuello, pero supe sin abrir los ojos lo que era.

Marcos: No te lo di antes por todo lo que pasó...

Volví a abrir los ojos, y vi en mi cuello el collar que Marcos me regaló una vez, el que me arrebató María, y por primera vez sonreí de verdad después de todo aquel infierno... Marcos me guiñó un ojo y sus manos volvieron a jugar conmigo.

Marcos: Ahora sonríes de verdad, no como antes...

Me reí, y algo sonrojada dije:

Blanca: Creo que me empiezas a conocer de verdad

Marcos me sonrió de manera pícara.

Marcos: ¿Y eso te asusta?

Lo cuestioné.

Blanca: ¿Debo asustarme?

Él se lo pensó un momento y finalmente dijo:

Marcos: Mm, pues yo me lo pensaría un poco...

Le pegué un codazo mientras él se reía. Entonces volvía mirar el cielo, con esa luna llena tan bonita.

Blanca: No sé... si algún día, la herida por la muerte de Belén sanará en mi corazón...

Marcos se unió a mí, observó las estrellas, y con su suave y seductora voz dijo:

Marcos: Claro que lo harás... Yo ahora mismo, sufro igual que tú, los dos la queríamos como si fuera hija nuestra, pero la vida sigue, y aunque lo que ha pasado no es justo, Belén seguro que está en un sitio tranquilo, segura de que nosotros éramos sus papás, porque lo éramos.

Blanca: ¿Tú crees?

Marcos: No, estoy seguro. El tiempo es el único médico que puede curar éstas heridas, y seguro que a ti te tiene enchufada y te cura antes.

Lo miré suspirando, por haber estropeado aquel momento tan bonito con aquella broma, pero él solo quería hacerme reír, él era siempre el que me consolaba, el que cuidaba de mí... Pero de pronto, sus palabras me pusieron nerviosa.

Marcos: Además... ya tendremos tiempo de tener hijos. Por que tendremos hijos, ¿no? Y si tenemos una niña, la llamaremos Belén

Blanca: ¿Belén?

Marcos: Por supuesto. La primera hija que tengamos, tendrá el nombre de Belén, para conmemorarla por la gran personita que fue ella...

Mis ojos se enternecieron al oír decir aquello. Y él, al verme así sonrió, se acercó y pasó su mano por mi cintura.

Marcos: Bueno, si quieres podemos empezar ahora...

Blanca: ¡¿Eh?! ¿Que haces?

Marcos pasó sus labios por mi oreja, provocándome un cosquilleo irresistible.

Marcos: Vamos, hace tiempo que tu y yo…

Me sonrojé e intenté deshacerme de él, pero él solo jugaba conmigo, dejaba que me escurriera entre sus brazos para luego volver a coger.

Blanca: Marcos, ¡para ya!

Marcos: ¿Qué pasa? ¿Ahora te avergüenzas?

Blanca: No es eso, es que ahora no me apetece… con lo de Belén y todo… aun es muy reciente…

Él sonrió y me soltó, se tumbó en la hierba mirando la luna, con las manos detrás de la cabeza, y lo miré extrañada. Él suspiró y dijo.

Marcos: Tienes razón, aun es pronto, ya tendremos tiempo para pensar en bebés, aunque, con las veces que lo hicimos, es raro que no estés embarazada. Ni siquiera usamos protección.

Aquello me cogió desprevenida, y me giré de espaldas a él, avergonzada, intentando que no se diera cuenta. Pero noté como me tiraba de la muñeca y caí al suelo, encima de él. Sus ojos derrochaban tanta ternura que apenas podía acapararla. Sus manos pasaron entre mis cabellos y sus ojos me miraron profundamente.

Marcos: No importa, todo carece de sentido y del valor que le pueda dar a las cosas si tú está conmigo. Porque ¿sabes lo que es mas importante?

Blanca: ¿El qué?

Él sonrió, se rió de mí por no saberlo.

Marcos: Que estemos juntos, pase lo que pase. Nunca hubiera podido imaginar que podría encontrar la felicidad al lado de alguien tan tiquismiquis como tú.

Mis ojos se entrecerraron y lo miré cuidadosamente.

Blanca: ¿Tiquismiquis yo? No empecemos con el juego de adjetivos que te gano.

Marcos: Inténtalo.

Dijo mientras pasaba una mano por mi sien.

Blanca: Despreocupado, tonto.

Marcos: Pija, llorica.

Abrí la boca por sus palabras y le golpeé el pecho con las manos.

Blanca: ¡Oye! ¡Eso no vale! Yo no soy pija, te inventas las palabras.

Él asintió dando a entender irónicamente que él pensaba lo contrario.

Blanca: Pues ahora estás castigado, por haberme dicho esto.

Y antes de que él preguntara cuál era el castigo empecé a hacerle cosquillas, cosa que lo hizo mover como un loco.

Marcos: Vale, vale, no eres pija, eres dulce, ¿así?

Asentí contenta mientras él seguía riendo.

Blanca: Pero sigues siendo igual de tonto.

Él asintió.

Marcos: Un chico tonto con una chica llorica, bueno, no está mal, ¿tu que crees?

Suspiré por lo que había dicho y finalmente, le acaricié su cara con mis manos, con nuestros rostros tan cerca que notábamos el aliento del otro, fresco.

Blanca: Hasta el final…

Y dicho eso, mis labios se acercaron delicadamente a los suyos, con suavidad, pero con una pasión y amor que me llenó de vida, como si me diera todas las fuerzas necesarias que me faltaban, para reafirmar mi decisión, para alejarme de él para siempre a pesar de sufrir los dos, porque como había dicho él, el tiempo, y solo él, era capaz de curar las más grandes heridas del corazón… Lo del embarazo, nuestra hija, sería un secreto, algo que me llevaría conmigo, y aunque fuera muy egoísta, estaba convencida de que aquello, evitaría el sufrimiento más grande de marcos, porque sabía que le haría daño al irme, pero mucho más si me quedaba...

...Y pensé que quizás aquel beso, fuera el último que nos podríamos dar…. Hasta el fin de nuestros días

Continuará…

domingo, 6 de diciembre de 2009

viernes, 16 de octubre de 2009

jueves, 15 de octubre de 2009

viernes, 2 de octubre de 2009

Episodio 4: ''muerte zorra''

Corrí a la pizarra y busqué el borrador pero no lo encontré, miré en el cajón de la mesa del profesor pero no había ninguna, así que empezé a borrarlo con las manos mientras la gente murmuraba y hablaba en voz baja. De pronto, escuché la voz de Diana, Neus y Carol: ¿Buscas algun borrador? ¡Pues toma éstos! Noté tres golpes secos en la espalda que me empujaron a la pizarra, una nube de polvo de tiza me envolvió y tosí, vi que llevaba la espalda llena de tiza por los borradores que me habían tirado, pero no aparté mis manos de la pizarra hasta haberlo borrado todo. En ése momento, apareció la profesora Juana por la puerta y todos se sentaron en su sitio,. Profesora: ¿Que estás haciendo aquí, Blanca? Yo escondí mis manos llenas de tiza detrás de la espalda y agaché la cabeza mientras aún se oían risitas por lo bajo. Pero antes de que pudiera decir algo, la profesora suspiró y dijo que me sentara a mi sitio. Pero mientras lo hacía, Jessica volvió a la carga: Jessica: Está claro que hay personas que no saben cual es su sitio... Yo me senté y durante toda la clase solo pude pensar en irme de aquel lugar infernoso. Cinco minutos de acabar la clase, la profesora nos hizo cerrar los libros para hablar sobre el campamento que hacían los de primer curso.
Profesora Juana: La semana que viene tenemos el campamento de primer curso, quiero que llevéis el dinero que está puesto en los papeles que os voy a dar y os recuerdo que es obligatorio ir, ya que con ello se fomenta los trabajos en equipo y podremos despejarnos un poco de los exámenes. Ahora podéis iros. En ese momento sono la campana, sin dfarme volví a ser la última en salir de clase, pero ya me daba igual. Cuando bajé las escaleras, decidí ir a los grifos de afuera a lavarme las manos llenas de tiza, y allí me encontré con Laura. Me quedé quieta un momento, pero finalmente me acerquyé y lavé mis manos. Ella me observaba con detenimiento y la saludé. Blanca: Hola, ¿cómo estás? Ella me miró con ternura y dijo: Laura: Creo que mejor que tú. ¿Te apetece venir a tomar algo en el sitio donde trabajo? Quedé sorpendida por su petición y me lo pensé por un momento, habia escuchado que trabajaba en un club nocturno, pero no me lo acabab de tragar, por eso se lo pregunté directamente. Blanca: ¿Pero tú no trabajas en un club nocturno? Ella sonrió. Laura: Si quieres saberlo sígueme. Luego, sin esperar mi respuesta, se alejó de mí a paso ligero, tuve que correr para alcanzarla, y de camino no me dijo ni una palabra. De pronto se paró y entró en una cafetería hecha toda de madera, me dijo que entrara y se puso un delantal mientras empezaba a hacer café. Yo, mientras observaba cada detalle, me senté en una de las sillas de la barra y dije: Blanca: Asi que trabajas en una cafetería. Ella asintió y me tendió una taza de café con unas galletas. Laura: Toma, te sentará bien, creo que no has comido nada des de la mañana. Yo le sonreí y acepté su oferta. Ella me miraba con detenimiento y parecía divertirse. Blanca: Oye, si trabajas aquí, ¿por qué dejas que Jessica y las demás digan mentiras sobre tu trabajo? Laura se sentó en una de las sillas y suspiró. Laura: Lo prefiero así, que se hagan ideas equivocadas y no tenga que dar explicaciones. Blanca: ¿Y por qué? Además, faltas mucho en el colegio. Aunque veo que tus notas no parecen afectadas. ¿Cómo lo haces? Yo no tengo trabajo y mis notas son pésimas. Dije resignada. Ella se rió y dijo: Laura: Quizás sea porque aún no te has acostumbrado al nuevo instituto... Esas me paralizaron... era verdad, más que eso, no me había aqdpatado para nada... no había podido realizar el sueño de mi amiga Alba a pesar de robárselo. Mi cara pareció reflejar mis pensamientos, puesto que Laura me puso una mano en el hombro y me dijo: Laura: Blanca, no dejes vencerte por unas chicas como esas, no merecen la pena. La verdad, es que a mí Jessica también me ha hecho alguna que otra jugarreta. De hecho, Jesica venía a mi antiguo colegio, y se enamoró de mi hermano mayor, Marcos. Jessica intentó entablar amistad con él, pero a pesar de sus esfuerzos, mi hermano nunca se interesó por ella. Por eso, quiso hacerse amiga mía para acercarse a mi hermano, aunque si tengo algun don es el de conocer las intenciones de las chicas mucho antes de que se hagan realidad. Nunca me cayó bien y por eso nunca le hice caso, por ello, un día por la rabia robó los exámenes de una profesora y los puso debajo de mi mesa para que me culparan. Nadie me creyó cuando dije que no había sido yo, sin embargo, mi hermano, quizás por casualidad, vio como ella cogía los exámenes. Por eso una día la cogió y le dijo todo lo que pensaba de ella. A partir de ése día nunca más volvió a meterse conmigo, además, fue al mismo tiempo en que llegó Fran. Sé como es Jessica, y lo mejor es ignorarla. Yo agaché la cabeza y asentí. Blanca: ¿No te preguntas por qué Jessica y sus amigas me tratan así? Laura: La verdad es que no lo sé, pero aún así, debes ser tu la que decida si contármelo o no, no te forzaré. Siempre he tenido falsos amigos que se hacían pasar por mis amigas por acercarse a mi hermano, ya que él es muy popular entre las chicas y un buen estudiante, por eso, a veces éstas chicas me forzaban a contarles mi vida o mejor dicho, la vida de mi hermano para saber más cosas sobre él, así que sé lo que se siente, por ello no quiero culparte. Al fin y al cabo, apenas nos conocemos aunque vayamos a la misma clase, ¿no te parece? Yo le sonreí. Blanca: Pero tu hermano... ¿a qué instituto va? Laura: Al instituto San Giovels, el nuestro. Lo que... es mayor que yo, tiene quinze años y va a tercero. En ese momento, vi que eran las seis y media y casi me dio un infarto. Blanca: ¡Madre mía, es muy tarde, mi madre estará perocupada! Me levanté rápidamente y me despedí de Laura, aunque antes busqué si tenía algo de dinero para pagar el café, aunque ella simplemente me paró y dijo que era un regalo. Yo se lo agradecí y volví a casa. Quizás un poc más relajada. Cuando llegué y entré en casa, la pesadillo regresó, en el salón, me encontré con mi madre y Fran sentados en el sofá. En ese momento mi mochila cayó de mis manos y reculé tres pasos: Blanca: ¿Qué está haciendo él aquí? Julia: Cielo, su padre es amigo mío des de la secundaria, y he visto tus notas. Sé que has supendido los últimos exámenes. Pero Fran se ha dispuesto a hacerte clases particulares para ayudarte, ¿no es un milagro? Yo cogí mi mochila sin decir nada y entré en mi habitación cerrando con llave por si a caso. En ese momento escuché sus voces en el salón. Fran: No se preocupe, pienso que las notas la deben haber deprimido, pero creo que podremos sacarlo adelante, el té de rosas ayuda a concetrarse mejor, ¿tiene? Julia: Pues no... pero no te preocupes, voy a comprarlo, espérame. Sus palabras volvieron a entrar en pánico, ¡mi madre me estaba dejando sola en la casa! Mi hermano estaba en clases particulares y mi madre se iba a comprar! Era mi final. En ese momento, Fran intentó forcejear la puerta y corrí a mi cama a taparme mientras gritaba que se largara. Al cabo de unos minutos, el sonido paró y lentamente quité el edredón de la cara, viendo como Fran estaba frente de mí, con mi llave en la mano. ¿Cómo lo había hecho? Blanca: ¡Sal de mi casa ahora mismo! Pero él simplemente se abalanzó sobre mí. Lo pateé y mordí pero no resultó, creí desesperar cuando de pronto, escuché la puerta de la casa cerrarse y a mi hermano preguntar si había alguien, yo grité su nombre tan fuerte como pude y mi hermano entró en mi habitación, pero solo pudo ver a Fran lejos de mí diciendo: Fran: Si te opones a estudiar es tu problema. Luego salió de casa silenciosamente. Mi corazón latía rápidamente y tuve que ir rápidamente al baño para vomitar. Vi como mi hermano des del salón se rascaba la cabeza. Toni(hermano de Blanca): ¿Estás bien? Yo salí algo mareada del baño y asentí cuando vi que mi madre entraba a casa. Julia: ¿Dónde está Fran? Yo no le hice caso y me encerré en mi habitación, pasando la noche llorando, con el corazón y el estómago encogidos, dándome asco a mí misma. Quizás tenían razón, quizás debería estar muerta. Continuará... -->