viernes, 2 de octubre de 2009

Episodio 4: ''muerte zorra''

Corrí a la pizarra y busqué el borrador pero no lo encontré, miré en el cajón de la mesa del profesor pero no había ninguna, así que empezé a borrarlo con las manos mientras la gente murmuraba y hablaba en voz baja. De pronto, escuché la voz de Diana, Neus y Carol: ¿Buscas algun borrador? ¡Pues toma éstos! Noté tres golpes secos en la espalda que me empujaron a la pizarra, una nube de polvo de tiza me envolvió y tosí, vi que llevaba la espalda llena de tiza por los borradores que me habían tirado, pero no aparté mis manos de la pizarra hasta haberlo borrado todo. En ése momento, apareció la profesora Juana por la puerta y todos se sentaron en su sitio,. Profesora: ¿Que estás haciendo aquí, Blanca? Yo escondí mis manos llenas de tiza detrás de la espalda y agaché la cabeza mientras aún se oían risitas por lo bajo. Pero antes de que pudiera decir algo, la profesora suspiró y dijo que me sentara a mi sitio. Pero mientras lo hacía, Jessica volvió a la carga: Jessica: Está claro que hay personas que no saben cual es su sitio... Yo me senté y durante toda la clase solo pude pensar en irme de aquel lugar infernoso. Cinco minutos de acabar la clase, la profesora nos hizo cerrar los libros para hablar sobre el campamento que hacían los de primer curso.
Profesora Juana: La semana que viene tenemos el campamento de primer curso, quiero que llevéis el dinero que está puesto en los papeles que os voy a dar y os recuerdo que es obligatorio ir, ya que con ello se fomenta los trabajos en equipo y podremos despejarnos un poco de los exámenes. Ahora podéis iros. En ese momento sono la campana, sin dfarme volví a ser la última en salir de clase, pero ya me daba igual. Cuando bajé las escaleras, decidí ir a los grifos de afuera a lavarme las manos llenas de tiza, y allí me encontré con Laura. Me quedé quieta un momento, pero finalmente me acerquyé y lavé mis manos. Ella me observaba con detenimiento y la saludé. Blanca: Hola, ¿cómo estás? Ella me miró con ternura y dijo: Laura: Creo que mejor que tú. ¿Te apetece venir a tomar algo en el sitio donde trabajo? Quedé sorpendida por su petición y me lo pensé por un momento, habia escuchado que trabajaba en un club nocturno, pero no me lo acabab de tragar, por eso se lo pregunté directamente. Blanca: ¿Pero tú no trabajas en un club nocturno? Ella sonrió. Laura: Si quieres saberlo sígueme. Luego, sin esperar mi respuesta, se alejó de mí a paso ligero, tuve que correr para alcanzarla, y de camino no me dijo ni una palabra. De pronto se paró y entró en una cafetería hecha toda de madera, me dijo que entrara y se puso un delantal mientras empezaba a hacer café. Yo, mientras observaba cada detalle, me senté en una de las sillas de la barra y dije: Blanca: Asi que trabajas en una cafetería. Ella asintió y me tendió una taza de café con unas galletas. Laura: Toma, te sentará bien, creo que no has comido nada des de la mañana. Yo le sonreí y acepté su oferta. Ella me miraba con detenimiento y parecía divertirse. Blanca: Oye, si trabajas aquí, ¿por qué dejas que Jessica y las demás digan mentiras sobre tu trabajo? Laura se sentó en una de las sillas y suspiró. Laura: Lo prefiero así, que se hagan ideas equivocadas y no tenga que dar explicaciones. Blanca: ¿Y por qué? Además, faltas mucho en el colegio. Aunque veo que tus notas no parecen afectadas. ¿Cómo lo haces? Yo no tengo trabajo y mis notas son pésimas. Dije resignada. Ella se rió y dijo: Laura: Quizás sea porque aún no te has acostumbrado al nuevo instituto... Esas me paralizaron... era verdad, más que eso, no me había aqdpatado para nada... no había podido realizar el sueño de mi amiga Alba a pesar de robárselo. Mi cara pareció reflejar mis pensamientos, puesto que Laura me puso una mano en el hombro y me dijo: Laura: Blanca, no dejes vencerte por unas chicas como esas, no merecen la pena. La verdad, es que a mí Jessica también me ha hecho alguna que otra jugarreta. De hecho, Jesica venía a mi antiguo colegio, y se enamoró de mi hermano mayor, Marcos. Jessica intentó entablar amistad con él, pero a pesar de sus esfuerzos, mi hermano nunca se interesó por ella. Por eso, quiso hacerse amiga mía para acercarse a mi hermano, aunque si tengo algun don es el de conocer las intenciones de las chicas mucho antes de que se hagan realidad. Nunca me cayó bien y por eso nunca le hice caso, por ello, un día por la rabia robó los exámenes de una profesora y los puso debajo de mi mesa para que me culparan. Nadie me creyó cuando dije que no había sido yo, sin embargo, mi hermano, quizás por casualidad, vio como ella cogía los exámenes. Por eso una día la cogió y le dijo todo lo que pensaba de ella. A partir de ése día nunca más volvió a meterse conmigo, además, fue al mismo tiempo en que llegó Fran. Sé como es Jessica, y lo mejor es ignorarla. Yo agaché la cabeza y asentí. Blanca: ¿No te preguntas por qué Jessica y sus amigas me tratan así? Laura: La verdad es que no lo sé, pero aún así, debes ser tu la que decida si contármelo o no, no te forzaré. Siempre he tenido falsos amigos que se hacían pasar por mis amigas por acercarse a mi hermano, ya que él es muy popular entre las chicas y un buen estudiante, por eso, a veces éstas chicas me forzaban a contarles mi vida o mejor dicho, la vida de mi hermano para saber más cosas sobre él, así que sé lo que se siente, por ello no quiero culparte. Al fin y al cabo, apenas nos conocemos aunque vayamos a la misma clase, ¿no te parece? Yo le sonreí. Blanca: Pero tu hermano... ¿a qué instituto va? Laura: Al instituto San Giovels, el nuestro. Lo que... es mayor que yo, tiene quinze años y va a tercero. En ese momento, vi que eran las seis y media y casi me dio un infarto. Blanca: ¡Madre mía, es muy tarde, mi madre estará perocupada! Me levanté rápidamente y me despedí de Laura, aunque antes busqué si tenía algo de dinero para pagar el café, aunque ella simplemente me paró y dijo que era un regalo. Yo se lo agradecí y volví a casa. Quizás un poc más relajada. Cuando llegué y entré en casa, la pesadillo regresó, en el salón, me encontré con mi madre y Fran sentados en el sofá. En ese momento mi mochila cayó de mis manos y reculé tres pasos: Blanca: ¿Qué está haciendo él aquí? Julia: Cielo, su padre es amigo mío des de la secundaria, y he visto tus notas. Sé que has supendido los últimos exámenes. Pero Fran se ha dispuesto a hacerte clases particulares para ayudarte, ¿no es un milagro? Yo cogí mi mochila sin decir nada y entré en mi habitación cerrando con llave por si a caso. En ese momento escuché sus voces en el salón. Fran: No se preocupe, pienso que las notas la deben haber deprimido, pero creo que podremos sacarlo adelante, el té de rosas ayuda a concetrarse mejor, ¿tiene? Julia: Pues no... pero no te preocupes, voy a comprarlo, espérame. Sus palabras volvieron a entrar en pánico, ¡mi madre me estaba dejando sola en la casa! Mi hermano estaba en clases particulares y mi madre se iba a comprar! Era mi final. En ese momento, Fran intentó forcejear la puerta y corrí a mi cama a taparme mientras gritaba que se largara. Al cabo de unos minutos, el sonido paró y lentamente quité el edredón de la cara, viendo como Fran estaba frente de mí, con mi llave en la mano. ¿Cómo lo había hecho? Blanca: ¡Sal de mi casa ahora mismo! Pero él simplemente se abalanzó sobre mí. Lo pateé y mordí pero no resultó, creí desesperar cuando de pronto, escuché la puerta de la casa cerrarse y a mi hermano preguntar si había alguien, yo grité su nombre tan fuerte como pude y mi hermano entró en mi habitación, pero solo pudo ver a Fran lejos de mí diciendo: Fran: Si te opones a estudiar es tu problema. Luego salió de casa silenciosamente. Mi corazón latía rápidamente y tuve que ir rápidamente al baño para vomitar. Vi como mi hermano des del salón se rascaba la cabeza. Toni(hermano de Blanca): ¿Estás bien? Yo salí algo mareada del baño y asentí cuando vi que mi madre entraba a casa. Julia: ¿Dónde está Fran? Yo no le hice caso y me encerré en mi habitación, pasando la noche llorando, con el corazón y el estómago encogidos, dándome asco a mí misma. Quizás tenían razón, quizás debería estar muerta. Continuará... -->